viernes, 9 de enero de 2009

EL ESPLENDOR DEL SUPLICIO

Danilo Zolo

La ensangrentada Franja de Gaza es el último testimonio de una tragedia sin retorno que se dirige ya hacia la solución final. En estos días, miles de heridos y centenares de muertos, víctimas de los bombardeos y los ataques terrestres de la gran potencia nuclear israelí, se han sumado a las decenas de miles de personas que se hallan en condiciones desesperadas a causa de la miseria, las enfermedades, el hambre. La extorsión financiera y el bloqueo impuesto por Israel a la población de Gaza no tenían por objeto golpear sólo al movimiento de Hamás.

Es imposible pensar mínimamente, a pesar de los ríos de retórica lanzados por los creadores de opinión occidentales, que la operación Plomo Fundido haya sido preparada para replicar a los cohetes Kassam. Diez años de uso de estos rudimentarios instrumentos bélicos no habían producido más de una decena de víctimas israelíes.

Gaza debe desaparecer, ahogada en sangre: éste es el objetivo estratégico de las autoridades israelíes tras el fracaso de la retirada propiciada por Sharon en 2005. Gaza será erradicada como entidad civil y como estructura política autónoma, no por casualidad los misiles y los tanques israelíes están destruyendo encarnizadamente sus estructuras civiles, políticas y administrativas. Gaza se verá reducida a un amasijo de ruinas y desaparecerá, del mismo modo que está desapareciendo Cisjordania, que ya sólo sobrevive como pecio histórico, como una especie de vertedero humano diferenciado, tras cuarenta años de ilegal ocupación militar.

Lo que quede del pueblo palestino se verá sometido por siempre al poder de los invasores, en nombre del mito político-religioso del Gran Israel. Respecto a este mito, el valor de las vidas humanas es igual a cero, a pesar del derecho a la vida sobre el que fabula la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948. Éste año, 1948, es precisamente el de la proclamación del Estado de Israel y de la feroz limpieza étnica impuesta por los líderes sionistas al pueblo palestino, hoy rigurosamente documentada por historiadores israelíes como, entre otros, Ilan Pappe, Avi Shlaim y Jeff Halper.

En estos últimos años, la idea de un Estado palestino ha sido la última impostura sionista, sostenida por el poder imperial de Estados Unidos, con la complicidad de la Unión Europea. El engaño ha servido no sólo para encubrir un proceso de ocupación aún más invasora de la exigua porción de territorio –el 22 por ciento de la Palestina del Mandato británico– que le dejaron al pueblo palestino tras la guerra de agresión de 1967. El engaño ha servido sobre todo para llevar a cabo una progresiva e irreversible colonización de toda Palestina. Hoy están implantados en Cisjordania no menos de 400.000 colonos, y las colonias se extienden sin límites.

En Gaza y Cisjordania, los líderes políticos palestinos se han visto empujados al exilio o la cárcel, o han sido eliminados con la feroz técnica de los asesinatos selectivos. Han demolido decenas de miles de viviendas y devastado centenares de poblaciones. Han destruido centenares de pozos, y se han apropiado y explotado las reservas hídricas para la irrigación de los cultivos de las colonias y los territorios israelíes. Miles de olivos y frutales han sido arrancados de raíz. Una compacta red de carreteras que unen a las colonias entre sí y con Israel –las tristemente famosas by-pass routes– están prohibidas a los palestinos, y hacen aún más difícil las comunicaciones por tierra, ya de por sí obstaculizadas por centenares de puestos militares de control. A todo esto se añade la erección de la llamada barrera de seguridad querida por Ariel Sharon, el muro destinado a aprisionar a la población palestina, relegándola a zonas territoriales cada vez más fragmentadas y desplazadas. Entretanto, Jerusalén se ha convertido en una inmensa colonia hebrea que se amplía cada vez más hacia el Este, suprimiendo todo rastro de presencia árabe-islámica y de sus milenarios monumentos.

El etnocidio del pueblo palestino se está consumando ante la indiferencia del mundo, con la complicidad de las cancillerías occidentales, el silencio de los grandes medios de comunicación de masas, el servilismo de los expertos y juristas que pretenden ubicarse por encima de ambas partes, y el apoyo ferviente del más obtuso y sanguinario presidente que haya podido tener Estados Unidos. En lo relativo al pueblo palestino, el Derecho Internacional es un pedazo de papel ensangrentado; mientras, las Naciones Unidas, dominadas por el poder de veto de Estados Unidos, siguen instaladas en la inanidad y dejan sin castigo los infinitos crímenes internacionales cometidos por Israel. La triste peripecia vivida por Richard Falk (1), relator especial de las Naciones Unidas, nos ha ofrecido estos días la enésima prueba. Lo que seguramente tomará fuerza en un futuro muy próximo –y será para todos la tragedia más grave– será el terrorismo suicida de los jóvenes palestinos, la única réplica económica al terrorismo de Estado. Asimismo, el riesgo de una extensión del conflicto a toda la media luna fértil será altísimo.

¿Qué sentido histórico y humano tiene todo esto? ¿Cuál es el destino de Oriente Próximo? ¿Qué función tiene la matanza de hombres, mujeres y niños palestinos? ¿Cómo se justifica la falta de piedad del gobierno de Olmert y la complicidad de las autoridades religiosas israelíes?

Una cosa parece cierta, y es la función sacrificial de un pedazo de tierra entre los más densamente poblados, pobres y desesperados del planeta. Quien persigue un objetivo absoluto y se cree portador de la justicia y la verdad, se atribuye una inocencia absoluta y está siempre dispuesta, como nos enseñó Albert Camus, a imputar a los adversarios una culpa absoluta y a disponer de sus vidas negándoles toda esperanza. Gaza es hoy un inmenso patíbulo donde se celebra ante todo el mundo una condena a muerte colectiva. La Humanidad asiste al esplendor del suplicio, para utilizar una célebre expresión de Michel Foucault. La pública ejecución de la condena a muerte de los adversarios es un instrumento esencial de la glorificación de un poder que se considera más que humano.

miércoles, 7 de enero de 2009

LA GUERRA DE ISRAEL EN GAZA, PALESTINA, ESTÁ FINANCIADA POR ARABIA SAUDITA

Thierry Meyssan


Desde el sábado 27 de diciembre de 2008, a las 11:30 de la mañana (hora local), las fuerzas armadas de Israel lanzaron una ofensiva contra el territorio palestino conocido como la franja de Gaza. El ataque fue primeramente aéreo para convertirse también, desde el 3 de enero 2009 a las 6:30 de la tarde (hora local), en un ataque terrestre.

Las autoridades israelíes dicen apuntar exclusivamente a las instalaciones del movimiento Hamas y tomar el «máximo» de medidas necesarias y precauciones para evitar la pérdida de vidas entre los civiles.

En la práctica o en la realidad, apuntar «a las instalaciones del Hamas» significa destruir no solamente las instalaciones de ese partido político, sino también los hogares de sus cuadros y, sobre todo, los edificios públicos y oficiales.

En otras palabras, la operación actual tiene como objetivo aniquilar toda forma de administración en la franja de Gaza. El general Dan Harel, jefe adjunto del Estado Mayor precisó: «Esta operación es diferente de las anteriores. Hemos colocado la barra bien arriba y vamos en esa dirección. No solo golpeamos a los terroristas y los lanzacohetes [palestinos] sino el gobierno del Hamas en todo su conjunto. Nuestros objetivos son edificios oficiales, las fuerzas de seguridad, y hacemos responsables al Hamas de todo de lo suceda y no hacemos distinción alguna entre sus diferentes ramas».

Aclaremos que la frase «hacer todo lo posible para evitar la perdida de vidas de civiles» no es más que pura retórica imposible de concretar en la realidad: con alrededor de 3 900 habitantes por kilómetro cuadrado [1], la franja de Gaza es uno de los territorios más densamente poblados del mundo. Resulta materialmente imposible alcanzar los blancos designados sin destruir a la vez los alojamientos civiles aledaños.

Las autoridades israelíes dicen estar actuando en legitima defensa. Según ellas, los lanzamientos de cohetes [palestinos] contre el Estado judío comenzaron nuevamente desde la ruptura unilateral del alto el fuego por el Hamas, el 19 de diciembre de 2008.

Pero resulta que el Hamas no rompió la tregua. Una tregua de seis meses había sido pactada entre Israel y el Hamas, a través de Egipto. Israel se había comprometido a levantar el bloqueo de la franja de Gaza; Egipto se había comprometido a abrir de nuevo el paso de Rafah, puesto fronterizo de su territorio con la franja de Gaza; y el Hamas se había comprometido a poner fin a sus lanzamientos de cohetes contra Israel. Pero Israel y Egipto no cumplieron sus promesas. Hamas puso fin a los lanzamientos de cohetes durante varios meses. Y recomenzó en noviembre a consecuencia de una sangrienta incursión israelí contra su territorio. Después de constatar la duplicidad de sus interlocutores, el Hamas juzgó inútil la renovación de un acuerdo respetado solamente por una de las partes implicadas.

Los lanzamientos de cohetes palestinos contra Israel han tenido lugar desde el año 2001. Cerca de 2 500 lanzamientos han sido contabilizados en 7 años. Han dejado un total de 14 israelíes muertos hasta el inicio de la actual ofensiva israelí. No han dejado sin embargo ninguna víctima desde el fin de la tregua y el último ataque israelí.

La noción de legítima defensa supone, sin embargo, que esta sea proporcional al supuesto ataque que la provoca, lo cual no es el caso. El ejército israelí ha activado unos 60 bombarderos y al menos 20 000 soldados armados hasta los dientes contra unos cuantos miembros de la Resistencia palestina armados de lanzacohetes rudimentarios y grupos de adolescentes que lanzan piedras a los soldados.

Resulta imposible establecer en este momento un estimado de los daños humanos y materiales. Hasta el décimo día de bombardeos israelíes, los hospitales otros servicios de urgencia habían contabilizado 530 muertos [mayormente mujeres, ancianos y niños]. Esa cifra no incluye las victimas fallecidas antes de poder recibir ayuda, cuyos cuerpos son recuperados directamente por los familiares sin pasar por los servicios de salud. Los heridos se cuentan por miles. Debido a la falta de medicamentos, los heridos no podrán recibir la asistencia médica necesaria y quedarán en su mayor parte discapacitados por el resto de sus vidas. En cuanto a los daños materiales, ya son considerables.

La operación comenzó durante la fiesta del Hanukah, un día de sabbat. Recibió la denominación de «Plomo endurecido» en referencia a una canción de Haim Nahman Bialik, que se entona durante los ocho días de Hanukah. Así que Israel, que se autoproclama como el «Estado judío», promueve esta operación militar al rango de causa nacional y religiosa.

La celebración del Hanukah conmemora el milagro del aceite: para agradecer a Dios, los judíos que habían rechazado los ataques de los griegos, encendieron una lámpara de aceite en el templo profanado que querían purificar. La lámpara sólo contenía aceite para un día, pero se mantuvo encendida durante ocho. Al relacionar la actual operación militar con el milagro de la lámpara de aceite, las autoridades israelíes indican a su población que no es impuro de matar palestinos.

La guerra israelí contra los civiles palestinos ha generado protestas en el mundo entero. Las manifestaciones más importantes han tenido lugar en Turquía, donde han salido a las calles 700 000 personas.

En respuesta, el National Information Directorate, nuevo órgano de propaganda vinculado a los servicios del primer ministro [israelí] exhortó a los diferentes líderes israelíes a desarrollar otro argumento [más presentable, destinado a la opinión pública y como cobertura a sus sangrientas fechorías].

La operación «Plomo endurecido» sería así una batalla más en la «guerra mundial al terrorismo» anunciada y declarada por los EEUU [y su tristemente célebre presidente George W. Bush] con el apoyo de Occidente. En definitiva, Estados Unidos considera al Hamas como una organización terrorista, aunque formalmente no lo es a los ojos de la Unión Europea. El gobierno israelí intenta de retomar el tema del «choque de civilizaciones», tan apreciado en el seno de la administración Bush, aunque la administración Obama que debe entrará en funciones el próximo 20 de enero ya ha anunciado claramente su intención de abandonarlo.

Estas elucubraciones retóricas dejan entrever las verdaderas causas de la operación militar israelí, presentes en la naturaleza misma del enfrentamiento y en la peculiar característica de la operación actual.

La lógica del movimiento sionista consiste en apropiarse de la tierra palestina mediante una limpieza étnica o, en su defecto, imponiendo allí un sistema de apartheid.

Los palestinos serán entonces ubicados en reservas, según según el modelo de los bantustanes sudafricanos, lo cual se está haciendo ya en Cisjordania de un lado y en la franja de Gaza. Cada 5 o 10 años, se realiza una importante operación militar [israeli] para prevenir cualquier intención de resistencia de parte de la población palestina. Desde este punto de vista, la operación «Plomo endurecido» sólo es una masacre entre tantas, perpetrada por un Estado que goza de total impunidad desde hace 60 años.

El diario israelí Haaretz reveló que el ministro de la Defensa, Ehud Barack, sólo aceptó la tregua de 6 meses para lograr que los combatientes del Hamas salieran a la luz. Y aprovechó ese periodo para localizarlos con el objetivo de aniquilarlos en cuanto se presentara la ocasión.

El silencio de la nueva administración USA

Esta operación se produce en pleno periodo de transición de la presidencia estadounidense. Desde septiembre del 2008, los observadores mejor enterados, vaticinaban que Barack Obama llegaría a la Casa Blanca gracias al apoyo de una coalición heteróclita que incluye al complejo ecológico-financiero, el movimiento sionista, los generales descontentos y los partidarios de la Comisión Baker-Hamilton. Yo mismo había anunciado ese resultado desde el mes de mayo.

Pero esa coalición no tiene una posición definida y clara acerca del Medio Oriente. Los generales descontentos y los partidarios de la Comisión Baker-Hamilton consideran, como su principal inspirador, el general Brent Scowcroft, que Estados Unidos ha sobrepasado la capacidad de despliegue de sus fuerzas armadas y que está obligado actualmente a limitar sus objetivos y reponer fuerzas.

Ellos se opusieron a la posibilidad de emprender una guerra contra Irán y han afirmado, por el contrario, la necesidad de obtener la ayuda de Teherán para evitar la debacle en Irak. También deploran los intentos de modificación de las fronteras correspondiente al proyecto del «Gran Medio Oriente» y hacen un llamado a favor de un periodo de estabilidad.

Algunos incluso se pronuncian por la incorporación de Siria e Irán en el bando atlántico [la OTAN] presionando a Israel para que restituya el Golán [territorios sirios ocupados por Israel] y resuelva parcialmente la cuestión palestina. Proponen además que se indemnice a los Estados que otorguen su ciudadanía a los refugiados palestinos e invertir masivamente en los Territorios para hacerlos económicamente viables. Esa perspectiva significa el fin del sueño expansionista de los sionistas, así como el fin de ciertos regímenes árabes que hasta ahora gozaban del apoyo de Washington.

Por su lado, los sionistas estadounidenses que lanzaron a Barack Obama al mundo de la política hace tan sólo 12 años, y a los cuales se han unido los Clinton desde que Hillary se convertió al sionismo cristiano y se incorporó a la Fellowhip Foundation, apoyan la continuación del proyecto de apartheid [en Palestina].

Conforme a la carta de George W. Bush a Ariel Sharon y la conferencia de Anápolis, ellos quieren concluir la transformación de los Territorios en bantustanes. Estados Unidos y sus aliados reconocerían a uno o dos Estados palestinos, pero este o estos Estados no serían soberanos. Tampoco tendrían ejércitos y tanto su política exterior como sus finanzas quedarían bajo control israelí. Si se llegará a erradicar la Resistencia [palestina], dichos Estados se confundirían poco a poco con el paisaje, como las reservas de indios en Estados Unidos.

Inquietos por su futuro común, las delegaciones de Egipto, Israel y Arabia Saudita se reunieron en Egipto en septiembre y octubre de 2008. Según una fuente de la Resistencia, al término de esas negociaciones, se decidió que en caso de evolución desfavorable en Washington, Israel lanzaría una amplia operación militar en Gaza, financiada por Arabia Saudita, mientras que Egipto propiciaría la entrada de paramilitares en Gaza. En el pasado, los gobiernos árabes dejaron a menudo el campo libre a Israel, pero es la primera vez que participan en la planificación de una guerra israelí, conformando así un eje sionista musulmán.

Informados en tiempo real por el jefe de gabinete Rahm Emanuel (quien tiene doble ciudadanía, israelí y estadounidense) sobre la correlación de fuerzas en el seno del equipo de Obama, la troika Israel-Egipto-Arabia Saudita tuvo conocimiento sobre la distribución de las funciones. Los puestos importantes en el Departamento de Estado serán atribuidos a protegidos de Madeleine Albright y Hillary Clinton. Los dos secretarios de Estado adjuntos, James Steinberg y Jacob Lew, son sionistas convencidos. El primero participó en la redacción del discurso de Obama ante el AIPAC.

El Consejo de Seguridad Nacional está en manos de atlantistas inquietos ante la posibilidad que las provocaciones israelíes acaben perturbando el aprovisionamiento energético de Occidente, el general Jones y Tom Donilon. Jones, que tenía a su cargo el seguimiento de la Conferencia de Anápolis, ha expresado varias veces su descontento por la actitud israelí. El puesto de secretario de Defensa se mantiene en manos de Robert Gates, ex adjunto de Scowcroft y miembro de la Comisión Baker-Hamilton. Gates se prepara para despedir a de los colaboradores que había heredado de Donald Rumsfeld de los que no había podido deshacerse anteriormente, como ya hizo con dos maníacos anti-iraníes, el secretario encargado de la Fuerza Aerea, Michael Wynne, y su jefe de Estado Mayor, el general T. Michael Moseley.

En resumen, la troika puede seguir contando con el apoyo diplomático de Estados Unidos, pero no con su ayuda militar masiva.

Egipto, Arabia Saudita y los 10 000 paramilitares árabes con Israel

Esa es la nueva situación en cuanto al Medio Oriente. Por vez primera, una guerra israelí se desarrolla sin financiamiento estadounidense sino de Arabia Saudita. Riyad paga por aplastar al principal movimiento sunnita que no está bajo su control, el Hamas. La dinastía de las Saud sabe que tiene que eliminar toda alternativa sunnita en el Medio Oriente para poder mantenerse en el poder. Por apuesta por el sionismo musulman. Por su parte, Egipto teme una contaminación proveniente de los Hermanos Musulmanes.

Sin embargo, la estrategia militar sigue siendo estadounidense, como lo fue durante la guerra de 2006 contra el Líbano. El objetivo de los bombardeos no es la eliminación de los militantes, lo cual, como señalé anteriormente, no tiene sentido en el medio urbano, sino paralizar la sociedad palestina en su conjunto. Se trata de la aplicación de la teoría de los 5 cínculos, de John A. Warden III.

En definitiva, y seguimos citando al diario israelí Haaretz, Ehud Olmert, Ehud Barack y Tzipi Livni decidieron ir a la guerra desde el 18 de diciembre, o sea el día antes de la expiración de la tregua.


El National Information Directorate organizó un simulacro, el 22 de diciembre, para prever las mentiras que servirían para justificar la masacre. La operación comenzó el 27 de diciembre, para evitar toda interferencia del Papa. Benedicto XVI habló sin embargo, en su mensaje de Noel, de «un horizonte que parece ensombrecerse nuevamente para los israelíes y los palestinos».

Volvamos al teatro de operaciones. La aviación israelí preparó el terreno para una penetración terrestre, que le abre el camino a los paramilitares árabes. Según nuestras informaciones, alrededor de 10 000 hombres están concentrados actualmente cerca de Rafah. Entrenados en Egipto y Jordania, se encuentran bajo las órdenes del ex consejero nacional de seguridad de Mahmud Abbas, el general Mohammed Dahlan (el hombre que organizó el envenenamiento de Yaser Arafat por cuenta de los israelíes, según documentos que se hicieron públicos hace 2 años). Esos hombres están llamados a desempeñar el papel que ya cumplió en Beirut la milicia de Elie Hobeika cuando las tropas de Ariel Sharon rodearon los campamentos de refugiados de Sabra y Chatila.

Pero la troika sionista no se decide a soltar a sus «perros de guerra» mientras no se defina la situación militar dentro de la franja de Gaza. Desde hace dos años, gran número de miembros de la Resistencia palestina se han ido entrenando conforme a las técnicas de guerra de guerrillas del Hezbollah.


Teóricamente, no disponen del armamento necesario para ese tipo de combate, pero tampoco existe información precisa sobre sus capacidades reales. Una derrota terrestre significaría una catástrofe política para Israel después de la derrota que sufrieron sus fuerzas terrestres en el Líbano, en 2006, y el fracaso de sus instructores en Georgia, en 2008. Siempre existe la posibilidad de retirar rápidamente los blindados israelíes de Gaza, pero no será así para retirar a los paramilitares árabes.

La Unión Europea pidió una tregua humanitaria. Israel respondió que no era necesario ya que no había aparecido una nueva crisis humanitaria desde que comenzaron los bombardeos. Para probar su buena fe, el autoproclamado «Estado judío» permitió la entrada de algunos centenares de camiones con ayuda alimentaria y médica… para 1 400 000 personas.

En cada una de las guerras que Israel ha desatado en violación del derecho internacional se organizó una escenificación previa de carácter diplomático para permitirle ganar tiempo, mientras que Estados Unidos bloqueaba cualquier proyecto de resolución en el Consejo de Seguridad de la ONU. En 2006m fue Romano Prodi y la conferencia de Roma. Ahora, es el presidente francés Nicolas Sarkozy quien se encarga de entretener al público. Sarkozy anunció que dedicaría dos días de su precioso tiempo al arreglo de un problema ante el cual todo el mundo ha fracasado desde hace 60 años.

Sin dejar lugar a dudas en cuanto a su parcialidad, Sarkozy recibió primeramente a la ministra israelí de Relaciones Exteriores Tzipi Livni y al líder sunnita saudita-libanés Saad Hariri y se entrevistó telefónicamente con el presidente egipcio OSN Mubarak, con el presidente títere de la Autoridad Palestina Mahmud Abbas y con el primer ministro israelí Ehud Olmert.


[1] En 2005, la ONU estimaba la densidad poblacional de la franja de Gaza en 3 823 habitantes por kilómetro cuadrado. Desde entonces, aumentó al parecer de 12 a 16 por mil.





martes, 6 de enero de 2009

GAZA: EL EJÉRCITO ISRAELÍ ASESINA A 43 PERSONAS REFUGIADAS EN DOS ESCUELAS DE LA ONU


La declaración que sigue fue redactada el pasado 27 de diciembre como respuesta de urgencia al ataque israelí sobre Gaza por el profesor Richard Falk, Relator especial de la ONU para los Derechos Humanos en Territorios Ocupados.

Los ataques aéreos de Israel sobre la Franja de Gaza representan graves y masivas violaciones de leyes internacionales humanitarias definidas en las Convenciones de Ginebra, tanto en lo que hace a obligaciones de una potencia ocupante, cuanto en lo atinente a las exigencias de las leyes de Guerra.

Entre esas violaciones, las que siguen:

• Castigo colectivo: el millón y medio de personas que viven en la densamente poblada Franja de Gaza está siendo castigado por las acciones cometidas por un pequeño número de militantes.

• Objetivos civiles: los ataques aéreos lo son contra áreas civiles en una de las franjas más densamente pobladas del mundo, y desde luego la más densamente poblada de todo el Oriente Próximo.

• Respuesta militar desproporcionada: los ataques aéreos no solo han destruido todas y cada una de las instalaciones policiales y de seguridad del gobierno electo de Gaza, sino que han matado y herido a centenares de civiles; de acuerdo con la información disponible, al menos uno de los ataques alcanzó a un grupo de estudiantes en busca de transporte para volver a sus casas desde la universidad.

Anteriores acciones israelíes, particularmente el hermético sellado de las entradas y salidas en la Franja de Gaza, han llevado a graves carencias de medicamentos y combustible (así como de comida), resultando en la incapacidad de las ambulancias para responder a las llamadas de los heridos, en la incapacidad de los hospitales para suministrar los medicamentos y el equipo médico necesarios para los heridos y en la incapacidad de los asediados médicos de Gaza y otros trabajadores sanitarios para tratar adecuadamente a las víctimas.

Es cierto que los ataques con cohetes contra la población civil israelí son ilícitos. Pero esa ilegalidad no confiere a Israel, ni como potencia ocupante, ni como Estado soberano, derecho alguno a violar el derecho internacional y a cometer crímenes de guerra o crímenes de lesa humanidad como represalia. Me permito observar que la escalada israelí de asaltos militares no ha aumentado la seguridad de los civiles israelíes; al contrario, el israelí asesinado hoy, tras el estallido de violencia israelí, es la primera víctima en un año.

Israel también ha ignorado las recientes iniciativas diplomáticas de Hamás tendentes a restablecer la tregua o el alto el fuego tras su expiración el 26 de diciembre.

Los ataques aéreos israelíes de hoy, y la catastrófica mortandad por ellos causada, presentan un desafío a aquellos países que han sido y siguen siendo cómplices, directa o indirectamente, de las violaciones israelíes del derecho internacional. Son cómplices aquellos países que notoriamente le suministran equipo militar, incluidos los aviones de combate y los misiles empleados en estos ataques ilegales, así como los países que han apoyado y aun participado en el asedio de Gaza, asedio que, por sí mismo, ha causado ya una catástrofe humana.

Recuerdo a todos los Estados miembros de las Naciones Unidas que la ONU sigue vinculada a una obligación de proteger a toda población civil enfrentada a masivas violaciones de las leyes internacionales humanitarias, con total independencia de la autoría de esa esas violaciones. Llamo a todos los Estados miembros, así como a los funcionarios y a todos los órganos pertinentes del sistema de las Naciones Unidas, a reaccionar con urgencia, no sólo para condenar las graves violaciones de Israel, sino para desarrollar nuevas vías de protección real del pueblo palestino.


domingo, 4 de enero de 2009

URGE UNA TEORÍA DE LA NEGOCIACIÓN CON BASE CIENTÍFICA

Blas Lara
http://www.tendencias21.net/negociacion/


Muchas personas soportan a lo largo de su vida un cúmulo enorme de sufrimientos, agresiones, vejaciones, abusos de autoridad, humillaciones, tratamientos discriminatorios.


Y toda clase de injusticias en sus interacciones con otras personas, especialmente cuando éstas ocupan una posición de poder relativo. Para la persona ordinaria, un jefe en el trabajo porque puede ser más traumatizante que el peor jefe de gobierno.

En cada entorno social, en el entorno educativo, en la empresa, y hasta en la familia, se producen invasiones que sitúan a la persona en posición de inferioridad. Sin olvidar las interacciones con la policía, con la administración del Estado, y en los hospitales con el personal sanitario, médicos y enfermeros.

Situaciones de desamparo e indefensión ante el poder que llegan a ser pavorosas cuando se trata de personas mayores, gravemente enfermas, de iletrados, emigrantes, etc.

Teóricamente, la Justicia representa sin duda una protección, pero sólo en casos excepcionales. Y eso cuando sus funcionarios y burócratas no son ellos mismos causa de opresión.

La formación debiera incluir la enseñanza de prácticas eficaces, instrumentos de análisis de situaciones, tácticas y estrategias. En realidad nos falta una buena Teoría de la interacción humana, una noción más amplia que la de negociación. Sobre ella se ha de basar el diseño de estas técnicas que pueden ser transmitidas y enseñadas.

La conflictividad entre países

Cada año que pasa, los conflictos entre países nos traen su lote de muertes y sufrimientos inútiles. Es escandaloso constatarlo: son muertes y sufrimientos para nada. De ninguna manera inevitables. Nada más repulsivo que los muertos inútiles que una negociación bien conducida hubiera podido evitar. Lo afirmo habiendo analizado en su día y en detalle la documentación interna del indignante proceso de negociación de Rambouillet sobre la ex Yugoeslavia.

Es cierto que los métodos no son sino condición necesaria del éxito, pero no suficiente. Pero, por el momento, la metodología de que disponemos es deficiente porque ha sido calcada de situaciones de regateo que no tienen nada que ver con la esencia real de los problemas políticos o sociales. Valgan también como ejemplo de esterilidad los conatos de solución del conflicto israelo-palestino, desde Madrid a Annapolis.

Un déficit teórico

La ciencia y la tecnología han transformado radicalmente la fisonomía del mundo en los dos últimos siglos. La gran empresa de la civilización occidental ha consistido en entender el entorno físico que nos rodea y dominar las fuerzas naturales. Pero el entorno social aún se muestra elusivo. ¿O es que acaso los fenómenos sociales son por naturaleza incontrolables? Si así fuera, deben existir razones teóricas que nos lo expliquen.

Hubiéramos deseado, si no poner en ecuaciones, al menos comprender a fondo los comportamientos del individuo y de los grupos. Pero ni acabamos de comprenderlos, ni llegamos a diseñar mecanismos de control eficaces y suficientes. Lo que sí sabemos hacer, desde la guerra de Troya, es apelar a las estrategias duras de coacción y represión. Siempre será verdad que no hay mejor argumento que la pistola.

Verdad es que la palabra negociación está hoy muy presente en la pluma y en la boca de muchos. Pero eso no prueba otra cosa que su patente necesidad. Existe por cierto una abundante literatura, pero demasiado frecuentemente plagada por uno de dos pecados originales: o un pragmatismo rampante, o un hiperracionalismo inaplicable.

Esta carencia muestra un claro desfase en el desarrollo de las que W. Dilthey llamaba ciencias del espíritu con relación a las ciencias de la naturaleza.

La vía del pragmatismo: literatura y recetas

Se puede ser un excelente argumentador sin conocer la Lógica formal, y también se puede ser un negociador inteligente en la vida ordinaria y en la profesional sin poseer ningún conocimiento teórico sobre negociación. (Ese es el saber geométrico del carpintero de que hablaba Platón por boca de Sócrates en el diálogo Teeteto).

Se puede igualmente escribir una magnífica literatura de gran hondura psicológica sobre el tema la interacción humana como lo hicieron Machiavelli, Gracián o La Bruyère, pero sin crear ciencia ni pretenderlo.

Pero el pragmatismo al que acuso es el de bajo nivel, el de los fabricantes de recetas para negociar con éxito. Curanderos que se imaginan y se autoproclaman aptos para resolver indiferentemente los conflictos en Yugoeslavia y Palestina, los problemas familiares o las negociaciones entre empresas. Estos vendedores de recetas confunden ciencia con mercancía.

Algunos de ellos han conseguido penetrar en universidades prestigiosas. La confusión debe ser grande cuando el pseudo-saber se disfraza en saber y hace pasar por científica la metodología indigente y la pintoresca psicología de ciertas publicaciones y programas de pseudo-formación para dirigentes de empresa.

La vía teórica

En Negociación e interacción humana, la praxis se encuentra limitada y no puede ir muy lejos si no está sustentada por una buena y sólida teoría. Como en toda construcción científica, los pasos preliminares consisten en comprender a fondo la naturaleza de los fenómenos.

Esa ha sido la trayectoria histórica de la Física. No fueron necesarios los conocimientos en teoría atómica para que naciera la Física mecánica tradicional. Pero sólo a partir del momento en que hubo una base de conocimiento de la física atómica, se han podido inventar la resonancia magnética o el microscopio de túnel.

En Física es un paso esencial el de la formulación matemática de los conocimientos teóricos, ya que permite explicitar, comprender, comunicar y predecir sin ambigüedades de lenguaje.

La Teoría de Juegos ha pretendido esclarecer las interacciones estratégicas entre agentes, desde von Neumann-Morgenstern, Nash, etc. La tentación de introducir modelos matemáticos fue grande desde ese momento. Desde los años 40 se ha venido desarrollando una extensa tipología de variedades de juego para cubrir toda clase de interacciones en economía, en política, en biología, en sociología. Y además se ha realizado un considerable esfuerzo de modelización matemática de estrategias, equilibrios, etc.

Los modelos matemáticos de la teoría de juegos han creado un lenguaje que los economistas están dispuestos a aceptar hasta el punto de atribuir ocho premios Nobel (hasta 2007) a los creadores de esos modelos. Hay que reconocer que han aportado interesantes marcos conceptuales.

Pero desgraciadamente dan lugar a tales indeterminaciones en lo real que llegan a ser casi inutilizables fuera de las Teorías de mercado. A un negociador real, a un dirigente de empresa, no se le ocurrirá nunca hacer uso de esos artefactos matemáticos, que son tan inconsistentes como las telas de araña nietzscheanas. Y que pecan de lo que llamaba Whitehead “the fallacy of misplaced concreteness”.

Su pecado es, en efecto, original. Confunden interacción humana con regateo, y confunden respuesta cerebral con decisión racional. La teoría de juegos es demasiado limitada, ya que se concentra en la decisión, excluyendo la substancia misma de los procesos cognitivos. Estamos ante la “hipótesis cero” de Popper, es decir, construir un modelo asumiendo racionalidad por parte de los individuos como si sus comportamientos fueran descriptibles y previsibles mediante ecuaciones basadas en la pura lógica de la decisión.

Es ridículo reducir la negociación a una sucesión de problemas de decisión o modelizarla como un dilema del prisionero repetido, etc. Y aún más ridículo confundir el actor de la interacción humana con el esquelético agente racional de los economistas.

Intentar justificar una teoría vistiéndola con fórmulas matemáticas es caer en una forma de algebrosis patológica. Son racionalismos ingenuos y simplistas basados sobre “ideologías” incompletas y epistemológicamente insostenibles.

Ideas para una nueva Ciencia de la Interacción

• Convocar disciplinas como la neuropsicología, la teoría de la comunicación, la lógica, la sociología, sin que sea precisa una unidad del corpus así constituido. Un buen entroncamiento en la psicología evolutiva y las neurociencias es fundamental.

• Emprender la construcción progresiva de un lenguaje propio a la negociación que será como un termómetro del grado de avance de la ciencia nueva. Para ello es preciso acotar previamente su universo de discurso y designar los objetos científicos relevantes.

• Construir una tipología abierta y progresiva de situaciones y problemas. Tal como ha sucedido en la historia de la ciencia médica. Como la medicina, la negociación se construirá en un mano a mano entre empiría y razonamiento, práctica e investigación.

• Apelar a matemáticas distintas, incorporando conceptos fuzzy, lógica multivalente, etc.

De todo ello será cuestión en un próximo artículo.

Resumiendo: Necesitamos rectificar las orientaciones básicas de la Teoría de la Negociación para que llegue a ser a la vez científica y eficaz. La situación internacional y los sufrimientos de nuestros contemporáneos lo reclaman con tanta o más urgencia que la investigación de nuevas fuentes de energía limpia y renovable.